Nos fuimos a una tasca vieja del silencio y junto a su hermana y otra chica por allí, no bebimos unas cuantas. Se hizó tarde y mi estacionamiento cerró, quedándo luego con el vehículo fuera de base.
Lo dejé en la avenida, pero al día siguiente no puede levantarme temprano y caí en la garras de un operativo de tránsito que se iniciaba en el municipio Libertador. "Abusadorcito" leí en una pancarta por allí. De modo, pues, que fui pescado por abusador, al no usar un estacionamiento para el vehículo.
Digo que no me quejo; si fallé, pagué, y pague aproximadamente BsF. 200 en multa. Pero, por otro lado, digo que si puede quejarme, porque estos operativos de remolque que se realizan en el Libertador se hacen con grúas viejas que rompen el parachoques de los vehículos más nuevo, lo cual es una pena.
Así las cosas, podría decirse que lo de "abusadorcito" se invierte, porque es el municipio entonces el que te rompe el vehículo y luego no te lo paga.
En fin, no es venganza esto de contar la cosa como es. Yo infringí una regla y pagué; pero debe la autoridad de tránsito y Policaracas pagar también por la rotura de la carrocería cuando remolcan. O cambiar las grúas.
A continuación muestro algunas imágenes de la precámbrica grúa y algunas víctimas, allá en la sede, bajo el distribuidor la Araña. En descargo de los Policaracas, manifiesto, finalmente, que fueron solidarios con la multa que se le aplicaba a este taxista, exonerándolo de unas cuantas unidades tributarias (supuestamente me correspondían cinco). En las imágenes muestro hasta la mascota, una loba siberiana, gendarme del estacionamiento, si es que en una comandancia policial hace falta.
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