Se me había olvidado comentarles la movida del Día de los Enamorados, nada extraordinaria por cierto, porque las colas por todas partes fueron la protagonista, enfriándoles el guarapo a muchos.
Sin embargo, de las varias parejas que trasladé hacia los mataderos (hoteles), hubo una muy graciosita ella, o mejor dicho el tipo. Me saca la mano, me detengo, deja a la tía a dos kilómetros (como para que no se imagine qué me dirá), mete su cráneo por la ventanilla, me pide le recomiende un hotel bueno y barato, y de paso me pide que no le cobre caro. ¡Vainas, no! Tengo que calarme a estos tíos.
¿Saben que me provoca? Me provoca decir que si me presta a chica todo le puede salir gratis... Pero es, claro, una fantasía de mi cerebro jodido por el sol.
Los monto y les cobre BsF. 20, desde el Centro Lido -de ahí mismo- hasta el Hotel Punta del Este, en Chacaíto. Una carrera fácil, pero saboteada por el tráfico.
Los tipos se instalaron ahí atrás y el atorado le tocaba los tobillos a la socia como para no perder la honda. Pero lo cierto del caso, camarada, es que si el tenía una emocionada erección por la carne que se iba a comer, la cosa hacia el final del viaje por fuerza tendrían que haber decaído, porque en la cola pasamos un buen rato, tanto así que vi la susodicha carrerita como una de esos servicios "quebrados" que al día nos toca hacer.
Los dejé en su hotel y les desee suerte, echándole un ojo a la tía para ver si valía el esfuerzo. Le dí 50 sobre cien (ya soy experto a ojos vista). De todos modos, el tipo resolvió
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